12 enero 2007

1 MUERTO CUADRADO (Relato corto)

Siempre andaba preguntando cuantos muertos cuadrados medían los terrenos de Salvador. Es obvio que siempre quiso decir metros cuadrados; o quizás no, quién sabe.
Nunca nadie pensó que Remigio midiera así su muerte en la tierra del campo, en sus futuros terrenos. Tal vez así midan su propia muerte, los campesinos viejos.
Demasiada hambre de tierra, la de Remigio. Quién ahorraría tanto dinero para comprar los terrenos más vastos de Loma, y después quedarse a vivir los últimos días en ellos, labrando su tumba, en vez de la tierra que por cierto echaba buena yuca.
Se hizo su hoyo, una vez terminado se fue a morir a su cabaña. Lo enterraron ahí, porque según lo que cuenta Aldo, siempre quiso ser dueño de esas tierras. Se quiso quedar con ellas hasta después de muerto. Un enterrado en tantos metros cuadrados de tierra fértil y ya no crecía la yuca. Dicen los demás que Remigio no quiso compartirla, se la llevó con él, y puede ser que tuvieran razón pues si lo pensamos fríamente, esos eran sus terrenos.

CLR/ Diciembre 2006

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